El bullying es un tema muy importante para mí. Siempre estoy trabajando para proteger los derechos de los niños, y me frustra mucho cuando veo que niños está siendo víctimas de bullying sin que los adultos tomen su responsabilidad y actúen como la autoridad y el ejemplo que deberían ser.
Creo que los adultos renuncian a su poder porque en realidad no saben cómo lidiar con este fenómeno tan común. Eso lo puedo entender. Pero luego veo que además de eso quieren cargar la responsabilidad de resolución del problema en el mismo niño que está siendo expuesto al bullying, diciendo que el niño tiene que aprender a aguantar la situación y/o confrontarla para hacerse fuerte. Pero eso es profundamente injusto porque se le carga la responsabilidad a la víctima, que ya de por sí está siendo debilitado por los sucesos.
Es una muestra de falta de entendimiento de qué tan dañino es el bullying a nivel emocional porque afecta directamente la auto-estima y muchas veces la capacidad de socializar.
Los niños tienden muchas veces a culparse a sí mismos por las cosas que pasan. Piensan por ejemplo frecuentemente, que es su culpa que los papás se divorcian. Cuando eres niño es muy difícil entender todo lo que pasa, y es muy común que asuman la responsabilidad por cosas que no tienen nada que ver con ellos. Por esa razón, es muy importante que nosotros como adultos les aclaremos que nos es su culpa y que no deben de sentirse responsables por lo que está pasando. Y luego, obviamente, nosotros asumir esa misma responsabilidad y proteger a nuestros hijos – en el caso de que lo necesiten. Si al contrario, tu hijo o hija es un bully, y no una víctima, también necesitas asumir la responsabilidad – pero ayudándole a volverse más empático y compasivo y poderse colocar en el lugar del otro y entender cómo se siente ser expuesto a actos agresivos.
La definición más sencilla y general, es que el bullying son actos negativos dirigidos hacia la misma persona por una o más personas durante un tiempo prolongado. Los actos de bullying pueden ser verbales, no verbales y/o físicos: desde los insultos, las críticas constantes, los chimes o la “ley de hielo” (o sea el ignorar a una persona, no dirigirle la palabra o evitar invitarla a fiestas etc.) hasta los golpes físicos.
El bullying es un fenómeno muy común, que se sostiene frecuentemente por el mismo sistema escolar que permite que un maestro domine, exponga, balconee, averigüence, insulte y hasta pegue a los niños (en general frente al mismo grupo). Si el adulto lo hace, obviamente los niños copian esa actitud.
Para evitar ser expuesto al bullying, lo más fácil es unirse al bully y volverse uno. ¡Ojo! Sólo porque no lo inició uno, no significa que no es un bully. Seguir al líder, o callarse y no interferir, también es parte de bullying. Y es de esa manera que puede seguir existiendo.
Lo que hay que entender, es que el bullying en realidad es un abuso, y cualquier abuso es dañino para el ser humano sin importar su edad o género.
Para mi es obvio que ningún niño debería nunca de cargar con la responsabilidad de resolver una situación abusiva de la cual es víctima. Al contrario, es la labor de los adultos crear un entorno seguro para todos los niños. Si eso no existe, y el bullying ya es un hecho, opino que no hay que seguir exponiendo a un niño a esa constante amenaza física y/o emocional porque lo va destruyendo desde adentro y las secuelas pueden ser de vida.
Si tu hijo/hija está siendo víctima de bullying, no renuncies a tu poder de mamá o papá. Tu principal deber es hacia tu hijo/hija a quien tienes que defender siempre. ¡No esperes! Si nunca has sido expuesto al bullying tú mismo, no sabes las consecuencias que va a sufrir en el futuro tu hijo/hija. No dejes que tus miedos se impongan. Se trata de la seguridad física y emocional de tu hijo /hija y tu eres el único responsable de proveer de esa seguridad para él/ella
Tal como se ve la situación hoy en día, los adultos que trabajan en las escuelas no están capacitados para lidiar con el bullying. Muchas veces forma parte de ese mismo patrón, y otras veces simplemente no saben que hacer y dan la espalda a lo que está sucediendo. Con demasiada frecuencia se le culpa al niño expuesto, a la mera víctima – en vez de darle el apoyo y la protección que necesita
Por eso opino que es mejor sacar al niño del entorno dañino (aunque no ha generado esa situación), porque no hay ninguna garantía de que los adultos en la escuela sepan como lidiar con la situación, ni que tengan la capacidad de mejorarla.
Crear una cultura donde todos puedan ser aceptados y respetados requiere un trabajo constante y consciente por parte de los adultos. Es ahí donde radica no sólo la responsabilidad sino la solución. Pero es un desafío grande y no he visto personalmente a maestros que lo sepan manejar. Es muy triste, pero es la realidad.