Me he dado cuenta de que muchos adultos piensan que la educación autodirigida y el aprendizaje libre es algo riesgoso. Por esa razón he tomado la decisión de escribir un poco sobre los riesgos que sí implica apostarle a una educación tan diferente, donde es el niño quien tiene el control y la responsabilidad de su propio aprendizaje.
El hecho de que no haya una escuela basada en este método, que pueda ofrecer una validación oficial, resaltará tal vez como un primer riesgo. Lo que deseas como padre y madre, no sólo es lo “mejor” para tus hijos, pero lo que te parezca también más seguro. Dirías, ¿”quién no prefiere saltar con un paracaídas”?
Y en el proceso de evaluar las opciones para tus hijos, te parecerá probablemente todavía, que una validación de la Secretaría de Educación Pública, es el paracaídas más seguro. Lo que realmente quieres, es algo que asegure que tus hijos tengan éxito en sus vidas. Y sientes que ese papel lo puede garantizar.
Lo que en realidad no asimilas aún es el hecho de que esa validación no puede nunca garantizar tal cosa. El éxito de los hijos depende enteramente de ellos mismos, y de ciertas capacidades que desafortunadamente no se aprenden en las escuelas del sistema educativo tradicional. Hablo de la toma de iniciativas y de decisiones, la resolución de problemas, la responsabilidad, la perseverancia y la resiliencia, y obviamente la creatividad.
Pero regresando a la educación autodirigida: ¿por qué piensan muchos que implica riesgos?
Primero, porque significa soltar el control de los hijos. Si le apuestas a una educación que se basa en que los mismos niños elijan qué aprender y en qué momento, tú como padre o madre, ya no puedes controlarlos. Y eso es sumamente retador, en una sociedad donde pensamos que por ser adultos no sólo sabemos más, sino mejor que los niños (que todavía no han vivido tanto tiempo como nosotros). Puede ser completamente aterrador desafiar a esta idea que tenemos, y eso puede que sí represente un riesgo para ti. Es siempre difícil cambiar de paradigma, y sobre todo cuando se trata de soltar el control.
Porque ahí aparece automáticamente otro riesgo más: soltando el control, vas a tener que confiar en la capacidad de tus hijos. Esto implica confiar en que ellos mismos sí son capaces de definir lo que necesitan aprender en la vida – y también cuándo y dónde. Y frecuentemente tú como madre o padre no crees que sean capaces de eso.
A pesar de las numerosas investigaciones científicas que demuestran que sí son capaces (y aún si las leíste todas) va tan en contra del paradigma actual, que te parecerá demasiado riesgoso ni tan siquiera intentar confiar en tus hijos. Y podrás justificarlo reflexionando que tal vez en Europa o en Los Estados Unidos sí funciona, pero aquí en Latinoamérica, no estamos todavía ahí. Pero, en general se trata de una proyección: igual tú no confías en ti mismo/a, y eso impide que puedas confiar en tus hijos. Y obviamente percibirás el aprendizaje libre y autodirigido como un riesgo.
Ahora, si metes a tus hijos en una escuela que se basa en este tipo de educación, o si decides hacer desescolarización (unschooling) fuera de una escuela, van a surgir otras cosas que probablemente también percibirás como riesgos.
Porque, si tus hijos tienen el poder de decidir a qué se quieren dedicar, eso significa que van a empezar a tomar iniciativas y decisiones propias. Y eso, definitivamente implicará un riesgo para ti. Porque, ¿qué tal si toman una iniciativa que va en contra de lo que a ti te parece “mejor”? ¿Qué tal, por ejemplo, si quieren trepar un árbol muy alto? ¿O si quieren subirse al techo de tu casa? ¿O pasar toda una semana viendo Youtube? ¿O si quieren estar sólo estar maquillándose el día entero y chismeando con las amigas?
Seguramente no te va a parecer. Vas a pensar que no están evaluando “bien” los riesgos que implica expandir sus capacidades físicas (“Mi hijo no mide los riesgos”). O que están malgastando su tiempo en actividades que no sirven para nada (“Mi hija no sabe priorizar cosas útiles en la vida” o “Mis hijos sólo pasan el tiempo jugando”). Y te va a parecer más que riesgoso meter a tus hijos en un formato educativo que se basa en confiar en ellos.
Desde siempre te han estado demostrando que no se puede (y que no se debe) confiar en ellos porque eligen dedicarse a cosas “inútiles” en vez de cosas más “productivas”. Y mejor no sueltas el control ya que “tú sabes mejor que ellos lo que necesitan”.
Ahora, si ponemos tus juicios y convicciones de un lado, y retamos un poco tu mente: ¿cómo puedes tú saber qué es mejor para tus hijos? ¿Cómo puedes tú saber cuál es su camino en la vida, su misión y su pasión?
Sabías que muchos estudios dicen que en 20 años, 80 a 90% de las profesiones que existen hoy en día ya no existirán? Sabías que, ¿la mayor parte de las nuevas profesiones que surgirán, ni han sido todavía inventadas ni pensadas? Así que, ¿cómo puedes tú saber lo que es mejor para tus hijos?
¿Qué tal si tu hija se dedica a algo “tan superficial” como la moda? Y tú, por creer que no tiene fondo, le prohibes dedicarse a lo que más le gusta… y sin darte cuenta, le quitas la posibilidad de volverse experta en diseño.
¿Qué tal si tu hijo, “que está malgastando su tiempo viendo Youtube”, está aprendiendo cosas vitales para él? Por ejemplo: cómo construir algo que le interesa, o está almacenando información sobre algo que quisiera hacer él mismo pero que necesita inspirarse mucho antes de intentarlo.
¿Qué tal si está desarrollando su pensamiento crítico porque empieza a comparar cómo hacen publicaciones en Youtube, y empieza a lograr verbalizar por qué unos son buenos y otros no tan buenos?
O estos niños “tan atrevidos que no se miden y siempre quieren hacer lo más peligroso”… ¿Podrían posiblemente estar aprendiendo algo valioso? ¿Qué tal si están descubriendo sus límites físicos, sabiendo cómo retar al cuerpo y ver de qué son capaces? Tal vez están superando miedos y resolviendo problemas que aparecen en sus exploraciones, obligándose a ser creativos porque ellos mismos decidieron estar en una situación compleja y ellos saben que pueden resolverla. Esas son capacidades que realmente les servirán en sus vidas, y son cosas que nunca podrían aprender en una escuela tradicional.
“¡Pero se pueden lastimar!” Sí, es cierto. Se pueden lastimar y muy seguramente eso puede suceder. Podrá parecer demasiado peligroso dejarlos explorar sus límites físicos, pero, ¿sabías que en los deportes organizados y competitivos los niños se lastiman muchísimo más que cuando exploran libremente sin la supervisión de adultos? Y sabías que, ¿a través del riesgo y daño físico, los niños aprenden a lidiar mejor con sus decepciones emocionales y sus retos psicológicos a lo largo de su crecimiento?
La verdad es que, tú como madre o padre no sabrías lo que están realmente aprendiendo tus hijos, pero se los querrías impedir. Porque no tendrías el control y no entenderías cómo pueden aprender cosas relevantes haciendo lo que tú no entenderías. Y eso, te parece riesgoso.
Pero tal vez más riesgoso te parecería, que bajo la educación autodirigida y el aprendizaje libre, tus hijos, por tomar sus propias iniciativas y decisiones, se van a equivocar. Y van a fracasar en sus intentos. Y si tienes una tendencia a quererlos sobreproteger, porque no confías en su capacidad de ser resilientes (levantarse después de un fracaso y volverlo a intentar, fortaleciéndose cada vez más), entonces definitivamente te parecerá muy riesgosa esta educación.
Además, porque cuando tú sueltes el control y empieces a confiar, tus hijos desarrollarán su voluntad propia. Y la expresarán plenamente. Y te parecerán seguramente desobedientes o rebeldes. Pero el punto que quizá no ves, es que al mismo tiempo, tus hijos se estarán volviendo independientes. No debería de verse como un riesgo, pero entiendo que hay padres y madres que no quieren ver que sus hijos se independicen. Los quieren ver chiquitos y dependientes para siempre. Así son más fáciles de controlar. No importa si interfiere con su capacidad de crear una vida autosuficiente emocional y materialmente.
Para concluir, los “riesgos” de la educación autodirigida sí son muchos. Tus hijos se volverán independientes, con una gran capacidad de tomar iniciativas y decisiones propias, creativos y talentosos para resolver problemas y encontrar nuevas soluciones. Te retarán constantemente y te obligarán a desarrollarte y crecer como persona. Desarrollarán una fuerte voluntad que podrá chocar a veces con la tuya. Cuestionarán los modelos de autoridad: la tuya, la de ciertas leyes o instituciones. Vivirán fracasos y experimentarán equivocándose, y desarrollarán perseverancia y resiliencia. Y puede ser muy muy difícil, lidiar con todo esto si tú, como madre o padre, no estás todavía lista/o de bajarte de tu trono de adulto desde donde tú tienes todo el control.
El último riesgo que existe en la educación autodirigida, es que tus hijos se vuelvan tan diferentes a las demás personas que tal vez no encajen mucho en la sociedad a la que pertenezcas. Puede ser un riesgo si quieres forzosamente que tus hijos se vuelvan empleados clásicos que obedezcan órdenes y hagan lo que se les dice. También representará un riesgo si te encanta la sociedad tal y como está en este momento.
Pero si no tienes problemas con que tus hijos se vuelvan emprendedores e innovadores, responsables de quienes son y capaces de crear su propia vida y lo que necesitan para autosustentarse, o si piensas que es momento de que sí cambie la sociedad, la Educación Autodirigida es todo, menos un riesgo.
Al contrario, es una enorme solución para todas las familias que, como tú, quieren empoderar a sus hijos, equipándolos con las capacidades más significativas que hay para garantizarles su éxito en el futuro. Y también, es el inicio de la resolución de muchos problemas con los cuales cargamos en las sociedades humanas.